domingo, 11 de octubre de 2009

Por supuesto que alguna vez he pensado como habrías sido,

bajo el baile de luces y sombras del techo de mi habitación,

para qué dormir.



Sé que no puede saberse

pero supongo que entonces no serían tus largos dedos

los que escriben de todas esas sonrisas que despediste,

e intento imaginar una voz que no me hable siempre de imposibles.



Quizá estaríamos ahora más lejos incluso que ahora.



Lo único seguro es que no serías igual

y me gusta como eres porque te gusta ser así

no quiero cambiar nada,

ni limitar tu dolor ni acompasar nuestros pasos.



Siempre me quedará la duda.



El fracaso.

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